Rosario, Argentina.
[dropcap style=»default, circle, box, book»]E[/dropcap]ste artículo pretende contribuir al debate sobre la utilidad de las inversiones realizadas en infraestructuras en España en los últimos tiempos, especialmente los previos a la crisis y relacionados con Europa. Se basa en un artículo fruto de una investigación realizada con Aniceto Zaragoza, Presidente del Foro de Infraestructuras y Servicios y Director General de Oficemen. Además de contaros que son las redes Transeuropeas y lo que se ha gastado en ellas, queremos daros la opinión sobre por qué debemos seguir trabajando en ellas.
¿Qué son las Redes Transeuropeas de Transporte?
El concepto de Red Transeuropea de Transporte, abreviada como RTE-T y a veces como TEN-T (del inglés Trans-European Network of Transport) se introdujo en 1996, mediante la Decisión 1692/96/CE del Parlamento y el Consejo. Comprende un conjunto de redes de transporte terrestre (carretera y ferrocarril), aéreo y marítimo, que se pretende que den servicio a toda Europa. Estas redes se estructuran a lo largo de un eje que cruza Europa desde España y Portugal hasta los países nórdicos, atravesando y comunicando regiones de elevada actividad económica como Francia, el norte de Italia, Suiza, Baviera o el Benelux.
Durante la pasada década se han dedicado grandes esfuerzos a la construcción o mejora de las infraestructuras ya existentes, con objeto de crear una verdadera red transfronteriza (mas de 500.000 millones de euros, la mitad aportados por la UE y el resto por los países miembros en unos 15 años). Se ha puesto un énfasis especial en la intermodalidad, es decir, la integración de los diferentes medios de transporte a lo largo y ancho del continente, de forma que se maximicen la eficacia y rapidez en la circulación de personas y mercancías. De hecho, el objetivo final es el establecimiento de una única red multimodal que no sólo incluya estructuras tradicionales, sino también equipos, como los sistemas de transporte inteligentes (Libro Verde acerca del futuro de la política europea sobre la Red Transeuropea de Transportes, 2009). Otro foco de esfuerzos es la sostenibilidad medioambiental, en el marco de la lucha contra el cambio climático. Este desarrollo consta de dos fases de definición del programa de redes (la primera decisión y sus 14 proyectos prioritarios y la segunda con la elevación a 30 y la redefinición de las prioridades del conjunto de la red).
La Unión Europea apoya el desarrollo de la RTE-T mediante el programa RTE-T, los fondos de cohesión, los fondos FEDER y los préstamos del Banco Europeo de Inversiones. Los objetivos de la red transeuropea de transporte son:
- Garantizar la movilidad de las personas y de los bienes;[pullquote align=»right»]El carácter periférico de España ha sido una de las motivaciones para recibir fondos y para hacer un esfuerzo en el desarrollo de infraestructuras[/pullquote]
- Ofrecer a los usuarios infraestructuras de calidad;
- Basarse en el conjunto de modos de transporte, ya sean terrestres (Ferrocarril, carretera) como aéreos o marítimos;
- Posibilitar una utilización óptima de las capacidades existentes;
- Interoperabilidad en todos sus elementos, es decir, que un tren español pueda funcionar en Francia o que con un tag (para pago de peaje automático en una autopista) se pueda recorrer toda Europa;
- Ser viable desde el punto de vista económico;
- Cubrir el conjunto de la Comunidad;
- Prever su ampliación hacia los Estados miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), los países de Europa Central y Oriental y los países mediterráneos.
Una reflexión crítica y constructiva
A partir de un análisis de la evolución y el estado actual se puede hacer una reflexión sobre el desarrollo en España de las redes Transeuropeas:
- España ha ido cumpliendo en estos años con sus compromisos con la UE para alcanzar esa Red TEN-T proyectada. Por tanto, el esfuerzo realizado no obedecía solo a políticas nacionales sino a supranacionales, al interés común europeo y siguiendo la política de infraestructuras de la UE.
- El carácter periférico de España ha sido una de las motivaciones para recibir fondos y para hacer un esfuerzo en el desarrollo de infraestructuras de alta calidad y conectadas con la red Transeuropea. Esto puede parecer a veces sobredimensionamiento (por esa situación periférica, no son infraestructuras de paso como, por ejemplo, las francesas o alemanas, y por tanto, solo transportan la demanda con origen o destino en ese extremo) pero también como una necesidad básica para no separarnos de la “banana azul europea” o “banana de crecimiento”. La mejora de la accesibilidad ha contribuido y debe seguir contribuyendo a integrar y globalizar la economía europea. El efecto real de este esfuerzo daría para una línea de investigación futura interesante y exportable a otras áreas geográficas.
- El mallado de la red irá haciendo progresivamente más utilizadas las infraestructuras, al menos en las ferroviarias y, en especial, si desarrollamos el papel de puerta de Europa que en parte ya tenemos.
- Esta infraestructura también muestra una imagen de modernidad y de país preparado para sus retos futuros que contrasta con la de otras naciones de la UE que han tenido oportunidades similares pero no las han aprovechado igualmente. No obstante, es bien sabido que las infraestructuras son necesarias pero no suficientes para el desarrollo y la acción debe aplicarse a otras actividades y sectores económicos de España.
- Si bien los tiempos de crisis económica que aún pueden durar, exigen una racionalización y una priorización de actuaciones, también es cierto que es necesario disponer de proyectos maduros para aprovechar fondos y oportunidades cuando las haya. [pullquote align=»left»]Disponer de proyectos maduros es necesario para aprovechar fondos y oportunidades futuras[/pullquote]Sin abandonar la necesaria autocrítica por algunos excesos cometidos, la ya mencionada situación periférica hace necesario continuar dando pasos hacia delante, aunque en esta fase sean más de planificar y diseñar y conservar en condiciones adecuadas que de construir masivamente por las restricciones presupuestarias, aunque está por ver qué pueden dar de si la Colaboraciones Público-Privadas. El papel del Banco Europeo de Inversiones (BEI) , así como su apuesta por las Participaciones Publico-Privadas (PPP) y el centro de excelencia de PPP vinculado al Banco deben considerarse una vía para el impulso de proyectos basados en la participación del sector privado. No obstante, hay que tener las precauciones con estas formulas PPP que ya mencionábamos en nuestra trilogía de artículos.
- Finalmente, se pueden destacar que los desarrollos de infraestructuras de transporte en España, en especial la Red Transeuropea en nuestro país, se han hecho a un coste y en unos tiempos que nos convierten “en la envidia de Europa” creando una industria poderosa capaz de competir en el mundo generando una “imagen” excelente. No obstante, se ha basado en un gran esfuerzo público y continua recibiendo subsidios importantes que si bien en parte pueden justificarse por las externalidades, se deberían de revisar. El futuro del ferrocarril se debe basar en sus fortalezas y no solo en las subvenciones cruzadas.
Es necesario crear un negocio ferroviario sano especialmente en tiempos de crisis como los que se encuentra en algunos países de Europa.
A modo de conclusiones
En definitiva, que no debemos abandonar la participación de España en estos proyectos de la Red Transeuropeas porque:
- Son parte del compromiso con la UE.
- Nos ayudan a perder el carácter periférico y en definitiva a ser competitivos.
Otra cuestión es que deban realizarse de acuerdo con:
- Estudios y proyectos maduros.
- Acorde con las capacidades presupuestarias. En este sentido es necesario recordar que no solo hay que hacer las cuentas de las inversiones sino de la operación y mantenimiento, ya que si ha déficit en el período de explotación, este es “para toda la vida”.
Ahora animamos a los lectores a dar su opinión sobre estas redes de conexión europea y su importancia (o no) para el desarrollo del país. ¿Es el momento de invertir en ellas? ¿En cuales? Iniciemos el debate.
Este articulo ha sido escrito por Aniceto Zaragoza y Julian Sastre