Movilidad y Género: una perspectiva necesaria

Hoy volvemos a hablar en este Blog de este tema tan importante y contamos para ello tres especialistas en la materia como son las consultoras de movilidad María Cuello, Paula Fraile y Marina Scialla. Te dejo con su artículo.

El problema

Pese a que la igualdad de género está protegida por diversos tratados e instrumentos internacionales, siguen existiendo importantes desigualdades entre hombres y mujeres:

  • Con frecuencia las niñas y las mujeres sufren discriminación en la salud, la educación, la representación política o el mercado laboral, y esa discriminación tiene efectos negativos en su vida.

  • Lo mismo ocurre, incluso de modo más acentuado, con las personas con identidades de género no binarias y/o que pertenecen a los colectivos LGTBIQ+ (personas que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, travestis, intersexuales y queers).

  • Históricamente, la división entre el espacio público y el privado pretendió confinar a las mujeres al ámbito doméstico, sin reconocerlas como ciudadanas plenas en lo público.

  • Aunque son muchísimos los cambios legales e institucionales que se alcanzaron – gracias a los grandes movimientos feministas-, su participación en la esfera pública continúa siendo desigual.

En concreto, en materia de movilidad, numerosas investigaciones en diversos países hasta la fecha coinciden en un mismo hecho: “las pautas de movilidad de hombres y mujeres son diferentes”, aunque no debe pensarse en las mujeres como un colectivo homogéneo, pues hay factores que influyen como los niveles de ingreso, la maternidad, la familia, el lugar de trabajo, la edad , etc.

“Las pautas de movilidad de hombres y mujeres son diferentes”

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La movilidad es clave para garantizar el acceso efectivo a ciertos derechos (educación, trabajo, salud, disfrute del espacio público, etc.) y es fundamental pensarla con perspectiva de género.

Esta perspectiva hace referencia a una forma de ver o analizar una determinada situación o de tener un punto de vista. Implica reconocer las relaciones de poder que se dan entre los géneros, en general, favorables a los hombres y desfavorables hacia las mujeres e identidades de género no binarias.

Se trata del enfoque a partir del cual se analiza una problemática en particular, partiendo de las implicancias e impactos que tiene el sistema de género. (Plan de Género y Movilidad CABA, 2019). El género determina qué se espera, qué se permite y qué se valora en una mujer o en un hombre (o de lo masculino y lo femenino, de un modo binario) en un contexto determinado (INMUJERES México, 2007). Por ejemplo, se asocia el hecho de que la mujer deba ocuparse de la familia mientras el hombre trabaja y esto se traduce en desigualdades sociales.

La perspectiva de género, por lo tanto, permite analizar la forma en la que se crean y perduran sistemas sociales a partir de un determinado punto de vista del sexo, el género y la orientación sexual. También los estereotipos de género tienen consecuencias negativas para los hombres, por ejemplo, en los casos que asumen conductas viales ligadas con dichos estereotipos que los ponen en riesgo – a ellos y a otras personas- a la hora de movilizarse.

Los datos

El Informe Monográfico “Perspectiva de Género en el Transporte y Movilidad” del Observatorio del Transporte y la Logística en España (OTLE, 2024) resalta que la perspectiva de género en el transporte se introdujo por primera vez como concepto en el año 2008, dentro del informe de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE), en el marco de las prioridades de reforma del Comité de Transporte Interior. Este informe, remitido al Comité Ejecutivo de la UNECE, subrayó la necesidad de fortalecer las actividades del transporte desde una perspectiva inclusiva y equitativa.

Asumir la perspectiva de género en el transporte y la movilidad, implica no sólo analizar los tipos de desplazamientos, los tiempos de traslado, el dinero destinado a la movilidad y los modos usados según el género de las personas sino también las experiencias en dichos viajes, las tareas que resuelven los mismos, así como la inserción laboral en el mundo del transporte y la movilidad.

El Foro Internacional de Transporte de la OCDE ha concluido que “el género es uno de los determinantes más sólidos de la elección del transporte”, por encima incluso de otros como la edad o los ingresos (ITF, Ramboll Smart Mobility, 2021).

Las personas usuarias de los servicios de transporte son diversas y sus demandas de movilidad se interrelacionan con otras características. Entonces, resulta además necesario incorporar como herramienta de análisis y de planificación la interseccionalidad; dado que la desigualdad no afecta por igual a todas las mujeres y personas de los colectivos LGBTIQ+: dependiendo del género, orientación sexual, etnia, religión, niveles de ingresos, discapacidad, entre otras, se producen diferentes situaciones de vulnerabilidad y desigualdad que se deben considerar en el diseño de políticas públicas. Es también fundamental poder avanzar en la igualdad de derechos para los colectivos LGBTIQ+, superando las lecturas binarias de género.

La evidencia ha demostrado que no es lo mismo planear para patrones y experiencias de viaje de hombres, que de mujeres o personas de los colectivos LGTBIQ+.

El Instituto Europeo de Igualdad de Género, en su Informe “Género en el transporte”, señala como las principales desigualdades de género que se producen en el sector del Transporte a las siguientes:

  • Vacíos en el acceso a las infraestructuras de servicios de transporte: los sistemas de transporte existentes no están orientados a las necesidades de las mujeres. La mayoría de los sistemas de transporte del mundo están orientados a las necesidades de desplazamiento de los hombres.
  • Segregación en el mercado laboral del sector: a pesar del aumento de la participación de las mujeres en el mercado de trabajo en todos los sectores, el sector del transporte sigue siendo uno de los más desiguales en cuanto a la participación de la mujer. En el contexto de la UE apenas alcanza el 22%. Además, es un mercado segregado donde predominan los hombres como conductores/pilotos u ocupaciones con carga física, mientras que las mujeres predominan en los puestos de trabajo relacionados con los servicios y la administración.
  • Ausencia de la mujer en la toma de decisiones: los hombres siguen predominando en la toma de decisiones en el sector del transporte. Según el estudio “El empleo de las mujeres en el sector del transporte público urbano” la proporción de mujeres en los consejos de administración es inferior al 20%. Hay una participación desequilibrada de mujeres y hombres en la planificación y en la toma de decisiones de las políticas.
  • Violencia contra las mujeres en el transporte: los servicios de transporte público a menudo no cumplen con las medidas de calidad, seguridad y comodidad que requieren los diferentes grupos destinatarios, como las mujeres, las personas con discapacidad y/o movilidad reducida, personas ancianas, los niños y las niñas. Concretamente, en lo que respecta a la seguridad hay que considerar que las mujeres están más expuestas que los hombres a la violencia cuando utilizan modos de transporte como autobuses o taxis, lo que limita la movilidad de las mujeres y su uso.
Fuente: Mujeres en movimiento: Movilidad sostenible y género

Las principales diferencias en la movilidad entre hombres y mujeres son:

  • Las mujeres se desplazan más a pie y en transporte público.
  • Proporcionalmente, tienen menos permisos y licencias de conducir y conducen menos. Sin embargo, ellas viajan en coche como pasajeras con mayor frecuencia.
  • Se desplazan menos por trabajo, y más por compras y tareas asociadas al cuidado.
  • Tienden a vivir más cerca de su lugar de trabajo, para hacerlo compatible con dichas tareas asociadas al cuidado -no remuneradas-.
  • En sus desplazamientos, a menudo combinan varios modos de transporte, mientras que los hombres tienden a utilizar exclusivamente el coche.
  • Realizan más desplazamientos con niños/as o cargadas.
  • Viajan más fuera de los horarios punta.

 

Conclusiones

En general se afirma y con razón, que los desplazamientos de las mujeres son más sostenibles que los de los varones, por su mayor participación en los viajes en transporte público y a pie. Sin embargo, aunque esto se considera positivo desde una perspectiva ambiental -son los modos que deben potenciarse-, en muchos casos no tiene que ver con una elección sino con la imposibilidad de acceder a un vehículo motorizado privado o una licencia de conducir, y/o a encontrar diversas barreras para el uso de la bicicleta. Muchas, al no disponer de otras opciones de movilidad, son usuarias cautivas del transporte público, que suele no adaptarse a sus necesidades.

Además, las mujeres, a menudo, reportan niveles más bajos de satisfacción en sus viajes y se encuentran expuestas a situaciones de violencia de género en los mismos. La percepción del miedo y la seguridad dependen de factores como la hora del día o de la noche, la iluminación adecuada, la limpieza, la ausencia o la presencia masiva de personas en el transporte o espacio público, entre otras.

Por otra parte, la movilidad vinculada a los cuidados recibe poca consideración en los sistemas de transporte público y privado, lo que afecta directamente las experiencias de viaje de quienes la realizan. Esta limitación está relacionada con la baja representación de mujeres en roles clave dentro de la toma de decisiones, la planificación y la operación de los sistemas de transporte, así como en las políticas públicas vinculadas a movilidad, energía, medio ambiente y desarrollo sostenible.

Es importante destacar que una mayor participación de mujeres en estos espacios no garantiza automáticamente la inclusión de la perspectiva de género. Como señala Pérez (CEPAL, 2019): «Dentro de las y los hacedores de política pública está bastante extendida la percepción de que las políticas no deberían distinguir entre hombres y mujeres ni entre los diversos colectivos de los que forman parte. Esta corriente de pensamiento, sin embargo, no aborda las brechas de género existentes ni las construcciones sociales basadas en estereotipos de clase, etnia y raza, entre otros elementos.»

La construcción de los datos con perspectiva de género resulta esencial para avanzar en el conocimiento de las necesidades de movilidad de las mujeres e identidades no binarias. En general las encuestas Origen- Destino (EOD) han establecido criterios que invisibilizan las movilidades del cuidado, ya que priorizan los viajes pendulares con un único propósito, que no suele corresponderse con los desplazamientos de las mujeres. Además, desconocen que las movilidades son en general interdependientes.

La Guía Metodológica para la Planificación y el Diseño del Sistema de Movilidad y Transporte (2021) señala que “incluir la perspectiva de género en la movilidad implica analizar la movilidad en el ciclo de las 24 horas del día y los siete días de la semana, reconociendo las diferentes dinámicas temporales de movilidad (…) movilidad nocturna y en fin de semana y festivos” (p.18).

Como explica Sara Ortiz Escalante, en su artículo Hacia una movilidad Sostenible:

«La movilidad feminista propone un cambio de paradigma hacia un modelo enfocado en la vida cotidiana de las personas, que valora y pone en el centro los patrones de movilidad sostenible de las mujeres, priorizando la movilidad a pie, en bicicleta y en transporte público, no solo porque son modos más sostenibles y saludables, sino porque también son más equitativos.

La movilidad feminista implica analizar cómo el género y su intersección con otras características, como la edad, el origen, el nivel de ingresos, las capacidades, el tipo de unidad de convivencia, barrio o población donde se vive, condiciona y determina las opciones de movilidad de las personas.

La movilidad feminista trabaja por la transformación en tres ámbitos: garantizar un abordaje integral de la movilidad cotidiana; ampliar el concepto de la seguridad en la movilidad; y tercero, avanzar hacia la equidad de género en el sector”.

El documento “Decálogo para Planes de Movilidad Urbana Sostenibles sensibles al Género” (Montoya, Montes, Bernal, 2021) recoge diez ideas clave para incorporar la perspectiva de género en la planeación integral de la movilidad de nuestras ciudades. Incluye además buenas prácticas llevadas a cabo en cada uno de los puntos del decálogo.

Fuente: Decálogo para Planes de Movilidad Urbana Sostenibles sensibles al Género

Fuente: Decálogo para Planes de Movilidad Urbana Sostenibles sensibles al Género

 

Es necesario desarrollar estrategias para integrar las necesidades y situaciones de las mujeres y otras identidades de género no binarias desde su dimensión integral —política, económica y social, de manera que todas las personas se beneficien igualmente y las desigualdades no se mantengan.

La transversalización considera diversos ámbitos, tales como las acciones programáticas, gestión, recursos humanos, capacitación y comunicaciones para que las políticas que se implementen sean sensibles al tema y garanticen la igualdad de oportunidades, y especialmente la disminución de las desigualdades entre los géneros (PNUD, 2006, en Pérez – CEPAL-, 2019).

En los estudios y planes de movilidad, la perspectiva de género debe tener un enfoque transversal y tenerse en cuenta de principios a fin de los trabajos, desde la toma de datos, hasta el seguimiento y evaluación (con indicadores de género) pasando por una batería de medidas enfocadas a la movilidad del cuidado y de las mujeres.

Espero que te haya gustado el artículo y cualquier comentario será bien recibido.

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Julian Sastre

Doctor Ingeniero de Caminos. Consultor - Formador - Conferenciante. Especialista en movilidad sostenible y transporte. Más de 35 años de experiencia en el sector dan para mucho

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Julián Sastre - Doctor Ingeniero de Caminos
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