Gestión del Tiempo: Cocina para consultores

Sevilla, España.

[dropcap style=»default, circle, box, book»]E[/dropcap]scribo este artículo el día de Navidad inspirado tras el éxito de mi pavo a la mandarina y con el relax de estos días que nadie te llama por el móvil. ¿ Y por qué este título? Porque voy a hablar de cómo cocinar platos  aparentes sin perder tiempo, cosa que los consultores tenemos escaso.[pullquote align=»right»]Me gusta comer bien,  así que cocino platos aparentes sin perder tiempo.[/pullquote]

¿Por qué cocino?  

Mucha gente dice que cocina porque le gusta, le relaja, es lo que se le da bien…Admirable, pero yo cocino PORQUE ME GUSTA COMER BIEN. Y cuando no consigo que las artistitas de la casa cocinen, lo hago yo. Para relajarme ya sabéis que prefiero ir a correr, ir  a tomar unas cervecitas con la familia o los amigos o cortarme el pelo mientras mi amigo y peluquero me cuenta historias del barrio.

¿Cómo y qué cocino?  

Pues procurando dedicarle poco tiempo y siempre con una mano libre por si tengo que contestar el teléfono. Así que tienen que ser cosas fáciles y para que salgan buenas, al ser cocina simple y sin mucha elaboración, es conveniente que los productos sean buenos. Eso es fácil en España: desde las tienda de barrio (esas donde tu pescadera te dice “mi arma esto hoy no te lo lleves” o el frutero te guarda esos aguacates “como a ti te gustan”) hasta el Corte ingles, los productos de la tierra Mediterránea son infinitos, excelentes y no tan caros como en el resto de Europa (me refiero a la del norte de los Pirineos).

Y aquí van los platos que más cocino, unos valen para entrante o tapear, otros para comer más seriamente:

  • cocina de consultores, Gestión del tiempo
    «Pavo a la mandarina»

    Pavo a la mandarina, el que hice anoche. No teníamos naranjas. Naturalmente compré muslos de pavo ya limpitos. Aceite, vino blanco, sal, pimienta blanca, las mandarinas abiertas por la mitad, los ajos sin pelar….y al horno. Mientras escribes un informe.

  • Almendras fritas: Las compras de esas peladas y crudas. Un poco de aceite en la sartén, las echas, las fríes con mucho cuidado (se queman con facilidad), dando muchas vueltas. Son 5 minutos. Cuando estén doradas a un plato donde pongas previamente un papel de cocina para que escurran. Las salas bien y las remueves. Y luego a una bandeja bonita.
  • Ensalada de zanahorias: Las compras de esas envasadas que vienen ya en rodajas y cocidas. Cuenco bonito, aceite de oliva (por supuesto), sal, ajo en polvo (sin pasarse) y albahaca. Alucinarás.
cocina de consultores, Gestión del tiempo
«Ensalada de zanahorias»

 

  • Revueltos, de lo que tengas, claro. Yo uso mucho uno para cuando estás muerto de hambre. Carne picada (utilizo mitad de ternera, mitad de cerdo), le das una vuelta en la sartén. Primero sola con sal y pimienta blanca sobre aceite y vino tinto. Después le añades huevos, bastantes. Y ya está.
  • Habitas con Jamón. Compras habitas baby si te lo puedes permitir, si no, de las mas gorditas que son más baratas. Lo mismo con los taquitos de jamón, si pueden ser ibéricos, no hay duda. Si no, de jamón blanco de la marca blanca del supermercado donde compres.
cocina de consultores, Gestión del tiempo
«Habas»

 

  • Ensalada ilustrada: Compras endivias, esos paquetes que ya vienen limpitos y preparados, solo para cortarlos. Le añades lo que quieras, mismamente zanahoria sin aliñar de la que comentaba antes, maíz, espárragos, aceitunas negras sin hueso. Aceite de oliva, vinagre de manzana y sal. Puro color y light, para rebajar las navidades.

Epílogo

Todo esto con picos, regañá o pan y un buen caldo (léase un vinito en condiciones) y ya puedes comer bien. Si alguien se apunta, pues mejor, y si no, ¡buen apetito! Si te felicitan después de la comida y te dicen que cómo lo has hecho, la respuesta que digo la aprendí de mi Mujer, la artista culinaria sin parangón de la familia:

Lo hice con mucho amor

Y termino con este divertido párrafo del libro que me reglaron mis hijas “Cocina para impostores” del ilustre Chef Falsarius:

Para comer bien no hace falta mucho tiempo, ni productos caros, ni saber cocinar. Ni siquiera nitrógeno líquido, aunque pueda parecer mentira. Y no sólo se puede comer bien sino que, además, se puede quedar como un príncipe ante las visitas, recurriendo a algo tan sencillo como la impostura. Engañar, eso es lo que aquí pretendemos. Engañar a la vista, al olfato, al gusto y hasta al bolsillo. Pura farsa, aunque esta vez por la noble causa de la gastronomía y el cuidado de nuestro ego.

Animo a los lectores a dar sus recetas para gente con poco tiempo.

Marketing Libélula

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