La Paz, Bolivia.
[dropcap style=»default, circle, box, book»]E[/dropcap]ste post en el que hablo de la internacionalización de la consultoría, lo escribí para el blog del equipo docente de ISOM Business School «Píldoras para la buena gestión«, del que soy miembro del consejo asesor. Habla de internacionalización en la consultoría y complementa algunas cuestiones que ya he ido tratando en post anteriores y basado en mi libro Como se un Buen Consultor: todo lo que hay que saber para no estar 25 años descubriendolo.
Existen dos razones claras para internacionalizarse:
- Es una nueva forma de trabajar, con exigencias muy propias del perfil nato del consultor: hay que saber, tener facilidad para comunicarnos (en varios idiomas, mejor), adaptarnos… si ser consultor tiene algo de jugador de mus y de personaje de “Bailando con Lobos”, el que se internacionaliza, mucho más.Son dos razones muy poderosas para esta expansión geográfica. El problema es que el que no lo haya hecho ya, va tarde si no tiene una especialización y formación diferencial.En primer lugar, porque no hay trabajo en España.
- En segundo, porque lo que hay, es bien complicado cobrarlo.
¿Qué ventajas tenemos en España? Que las empresas tienen muy buena imagen internacional a pesar del efecto de la crisis. La industria es muy potente y muy conocida en el mundo. Los profesionales también tienen muy buena imagen. La selección de futbol tiene una imagen excelente ahora, así como el Real Madrid y el Barcelona. Yo no me sabía la alineación del Real Madrid pero me la voy aprendiendo. En Argelia se saben la alineación del Barça entera con los suplentes, y en la India hasta la del Sevilla.
Por otro lado, somos bastantes eficientes en la ejecución: hacemos infraestructuras en menos tiempo y más barato, ya que somos capaces de hacerlo por legislatura. Siempre les decimos a los brasileños que para los Juegos Olímpicos nos tienen que llamar porque si no, no llegan.
También somos maestros del “poyaque”: el de la Administración o el cliente te dice “pues ya que me vas a hacer esto, ¿por qué no esto también?”. Esto a un inglés o a un alemán les espanta, empiezan a buscar en las cláusulas del pliego y no lo encuentran y se pasan así dos semanas. Nosotros los españoles decimos “bueno, pues vamos a hacerlo ya que estamos, y ya hablaremos…”
Por lo tanto, las perspectivas que nos da el mundo profesional son dos: emigrantes o multiemigrantes.
- El emigrante, es el que se va definitivamente a un sitio concreto.
- El multiemigrante, que siempre está moviéndose y viajando, de reuniones, de misiones de corto a largo plazo típicas de muchos de los contratos internacionales.
Lo que está claro es que se necesita una formación especializada para internacionalizarse:
- Una formación económica y de gestión empresarial, además de la especialización propia, es un complemento perfecto.
- Hay que tener un cierto dominio de los idiomas. Cuantos más idiomas mejor. El inglés, avanzado, otros, muy convenientes, diferencian a un consultor y un CV de otro. Hay una definición muy graciosa respecto a los idiomas: “¿Qué es un español? Es un hombre de mundo que se pasa la vida estudiando inglés”. Los españoles somos los peores europeos en hablar inglés junto a los franceses.
- Capacidad de imagen y comunicación. Los emails, por ejemplo, hay que escribirlos, como dice una conocida ingeniera sevillana miembro de ESTIEM, con especial delicadeza y siguiendo la regla: Positivo, negativo, positivo en los mensajes críticos.
- Al menos hay que tener un 5 sobre 10 en todas estas disciplinas o capacidades, no basta con ser muy bueno en una de ellas.
Y ahora animo a los lectores: cuéntanos tu visión sobre el proceso de internacionalización de una empresa.