Ya comentaba en mi artículo de hace unos meses https://juliansastre.com/transporte-colectivo-y-coronavirus/ la importancia de potenciar el transporte público hoy más que nunca. 

Hoy vuelvo hablar de lo público, de la red pública, pero como siempre desde el punto de vista del transporte. Ya la semana pasada hablaba de grandes maestros, hoy cuento con una de las grandes, Carmen Sanz, que fue Jefa del Área Comercial y Financiera del Consorcio de Transportes de Madrid, la Autoridad del Transporte Metropolitano de esta Región. Hoy abuela como yo pero jubilada, sigue activa luchando por una movilidad sostenible.

Ha escrito un artículo denominado Transporte público y crisis sanitaria. Algunas reflexiones 

En el enlace anterior os lo dejo, pero extraigo algunas frases que me han parecido memorables.

• El manifiesto de la plataforma Salva lo Público comienza su declaración definiendo el objeto de “lo público” como lo que “es de todos y para todos, como la sanidad o la educación”.

Pues sí, el Transporte Público es “público” aunque lo operen empresas privadas. Es más, el Taxi es trasporte público. Y si te fijas, los coches usan las vías públicas.

• En la Comunidad de Madrid se realizaban casi 20 millones de desplazamientos cada día laborable antes de la eclosión de la pandemia. Es decir, tres desplazamientos por habitante y día. Esta cifra nos indica que ciudad y movilidad es un binomio inseparable, que la ciudad es movilidad porque la ciudad es un espacio de intercambio físico, el lugar de intercambio por excelencia, una creación de la civilización. En diferentes proporciones, dependiendo de la dimensión de la aglomeración urbana, esta es la realidad que caracteriza al mundo ac- tualmente, y que no va a hacer sino aumentar, dado que, si el 55% de la población mundial reside hoy en las ciudades, la ONU prevé que en 2030 esta proporción aumente al 60% y en 2050 al 68%. Es de todo punto imposible imaginar que los volúmenes de desplazamientos que estas cifras representan no sean atendidos por unos servicios de naturaleza colectiva, que forman parte de unos sistemas gestionados cada vez más por autoridades públicas coordinadoras, que se responsabilizan de la planificación y del control de la operación, que en parte son financiadas en el ámbito geopolítico occidental con cargo a presupuestos públicos de diferentes formas, y que, por tanto, deben rendir cuentas de manera rigurosa ante los ciudadanos de su gestión.

Es que no hay otra solución, no depende de ideologías, es un problema de salud pública, de supervivencia, algo que debe unirnos. Ya nos lo adelantaba el genio Quino, el coche no es la preferencia en un mundo sostenible.

• La gravísima crisis sanitaria a la que el mundo se enfrenta acapara lógicamente todos los esfuerzos de gobiernos y ciudadanos. Pero esta emergencia no puede hacer olvidar la otra gran amenaza que se cierne sobre el planeta: el cambio climático.

Esta imagen lo muestra todo

• El pasivo usuario se va convirtiendo en un cliente, con capacidad de elección y por tanto de exigir. Elección ¿frente a qué? El transporte público, si quiere ser elegido, tiene que ofrecer un servicio de calidad que le haga merecedor de su clientela, que necesita conservar y ampliar para su supervivencia frente al vehículo privado.

• La necesidad imperiosa siempre reclamada de que el urbanismo y el transporte vayan de la mano en la planificación debe concretarse ineludiblemente como una exigencia normativa. Una nueva estrategia de gestión de la movilidad debe abrirse paso, abandonando la consideración del éxito del transporte público como un aumento indiscriminado del número de viajes, sino como una utilización mayoritaria del mismo por los ciudadanos, y una recuperación de la posibilidad de los desplazamientos a pie.

Ya lo he dicho muchas veces: Urbanismo y Movilidad como Binomio Inseparable

Bueno, y termino animando a que comentes como siempre