Una oportunidad única para la Logística urbana en Latinoamérica

Las ciudades del área Latam se encuentran iniciando un proceso de transformación apasionante. Un proceso de modernización que implica realizar la transición desde el modelo urbano del siglo XX y anteriores, al modelo que predominará entre las ciudades del siglo XXI.

Este modelo urbano del futuro se define en torno a tres pilares fundamentales:

  • El antropocentrismo, 
  • La sostenibilidad, 
  • La resiliencia.

Para hablar de ello cuento con un gran emprendedor en el mundo de la última milla: José Carlos Cipollone . No te lo pierdas y dime tu opinión.

El primero de estos factores significa que las ciudades del futuro volverán a colocar al individuo como eje de su existencia, y de su funcionamiento. Los nuevos desarrollos urbanos, y las adaptaciones de los existentes, recuperarán la escala y el foco humanos. Sus objetivos serán ya no sólo la satisfacción de sus necesidades, sino también la maximización de su bienestar y de su calidad de vida.

Simultáneamente, esta satisfacción del bienestar del individuo, ya sea de miles, cientos de miles o millones, que convivan en una ciudad, habrá de conseguirse respetando siempre, y por primera vez en la historia, criterios de sostenibilidad que garanticen el futuro del propio modelo de la ciudad como ente y de la sociedad en su conjunto.

Por último, los ecosistemas urbanos deberán adaptar sus procesos internos más determinantes en aras de garantizar una solidez suficiente en casos de crisis o emergencia. Lección ésta aprendida tras la reciente pandemia sufrida global.

Estos son los rasgos que definen realmente la Smart City que se proyecta hoy como modelo del futuro: 

  • una ciudad que maximiza la calidad de vida de sus habitantes, lo hace de una manera respetuosa y sostenible, y está cimentada en unos procesos y sistemas diseñados para ser resistentes en condiciones de estrés. 
  • En contra del criterio generalizado, la conectividad y el uso intensivo de la tecnología no son rasgos definitorios de estas Smart Cities. 
  • No son elementos finalistas, sino transversales y transformadores, que permiten construir sobre ellos el modelo descrito.

La evolución de una ciudad en su camino de transformación en Smart City implica afrontar avances simultáneos en distintas áreas, conocidas como verticales: 

  • planeamiento urbanístico, economía, comercio o seguridad, solo por citar algunos. Uno de los ámbitos más importantes que una ciudad debe transformar, por el enorme impacto que provoca en los tres factores anteriormente mencionados, es la movilidad. 
  • Estando ya consolidado incluso el concepto de la Smart Mobility. Podemos señalar la similitud en ambos términos, en los que lo único que cambia es el nivel de agregación, y afirmar que una movilidad inteligente será aquella que satisfaga las necesidades de desplazamientos de los ciudadanos de una forma resistente y sostenible. 

El proceso de transformación de la movilidad en las ciudades latinoamericanas, con distintos grados de avance, ya ha comenzado, y contamos incluso con algunos ejemplos brillantes que se han convertido ya en referentes internacionales. Latinoamérica cuenta para afrontar este proceso con un gran inconveniente: décadas de retraso en el comienzo del proceso. 

Pero que implica a su vez una gran ventaja frente a las regiones pioneras: décadas de experiencias acumuladas, que aportan un conocimiento muy valioso. En ocasiones, de casos de éxito, buenos ejemplos y referencias; y en otras ocasiones, las más valiosas, de experiencias fallidas y errores cometidos, que ya no será preciso repetir.

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Uno de los errores estratégicos más graves cometidos en otras partes del mundo fue la exclusión del transporte de mercancías del proceso transformador de la movilidad: centrarse únicamente en el transporte y desplazamiento de las personas, modernizando y optimizando infraestructuras, redes, procesos y vehículos, pero sin incluir en este proceso transformador los movimientos de las cargas, pese a ser imprescindibles para la vida urbana.

Sin entrar ahora en analizar las causas que lo provocaron,  este “olvido”, o exclusión de la logística urbana del resto de la movilidad ha traído graves consecuencias para los resultados conseguidos en el avance de ese proceso general de transformación de la movilidad. El transporte de cargas representa un peso muy relevante en el conjunto de la movilidad urbana tanto en términos cuantitativos como cualitativos, y, especialmente, sobre aquellas externalidades negativas asociadas a la misma (congestión, contaminación, y legalidad, siniestralidad y un largo etcétera).

El error cometido consistió en no impulsar la transformación de la logística urbana en una logística sostenible, de una forma paralela, y a un ritmo similar, al que sí que se estaba transformando la movilidad personal en movilidad sostenible. El resultado final ha sido descubrir que, tras décadas de esfuerzo, la mitad del trabajo aún está por hacer, y que tras décadas de inversiones, la mitad de los objetivos están aún por lograr. La realidad es tozuda y la ecuación que la describe es muy sencilla: sin Smart Logistics no hay Smart Mobility, y sin Smart Mobility, no hay Smart City.

América Latina tiene la oportunidad de no repetir este error histórico. Se sabe ya que la Smart Logistics será aquel proceso de distribución de mercancías que garantice un servicio eficaz, eficiente, sostenible, y resistente. Sólo alcanzando y manteniendo la sostenibilidad de forma simultánea en sus tres dimensiones: la económica (márgenes exiguos por los altos costes y la baja productividad), la ambiental (altas emisiones) y la social (subcontrataciones encadenadas, altas tasas de ilegalidad y siniestralidad) la logística tradicional evolucionará hasta llegar a ser una logística sostenible. Y para que además pueda ser inteligente el proceso logístico urbano ha de ser digitalizado de una vez, pudiendo sólo entonces ser, por fin, monitorizado, analizado, y optimizado.

Para afrontar este desafío y comenzar a recorrer este imprescindible camino las ciudades de la región Latam cuentan hoy con dos importantes y fundamentales herramientas: la estrategia LOGUS del CAF, llevada a cabo en colaboración con la red de ciudades por la movilidad sostenible SIMUS. Y también cuenta con los Low Carbon Action Plans for  Urban Freight (LCAP-UF) del programa Ecologistics de ICLEI, en colaboración con el ZLC (Zaragoza Logistics Center) y SFC (Smart Freight Center). Ambas iniciativas persiguen, y consiguen, poner al alcance de los gestores de movilidad urbana herramientas necesarias y eficaces para la transformación de la logística. 

Gracias a la implicación y al esfuerzo de estas organizaciones multilaterales y sus agentes asociados, todas las ciudades de la región tienen hoy, a apenas un mensaje de correo electrónico de distancia, asesoramiento especializado, un acompañamiento cercano y eficaz, para realizar los trabajos necesarios de estudio, análisis y planificación de la logística urbana (Hojas de ruta y Planes integrales de logística urbana en el caso de Logus,  Low Carbon Actions Plans en el caso de ICLEI). Además, en el caso de la estrategia Logus desarrollada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) la ayuda llega aún mucho más lejos, llegando hasta la experimentación y puesta en marcha sobre el terreno de proyectos piloto que aportan un alto impacto, implican un bajo coste, y ofrecen una elevada replicabilidad, siendo así fácilmente exportables a todas las capitales de la región. Esto va a hacer posible que, próximamente, cualquier ciudad interesada tenga a su disposición una solución eficaz, viable y con un modelo de negocio rentable, que les permitirá digitalizar la actividad logística realizada en sus calles. O un ejemplo real de actuación aprobada y validada para reducir el número de desplazamientos logísticos urbanos mediante la implantación de redes de taquillas inteligentes en espacios públicos. 

Hoy, por tanto, las ciudades latinoamericanas cuentan con herramientas con las que las ciudades de otras áreas pioneras nunca contaron: gran experiencia y conocimiento acumulados a su disposición, y organismos aliados que les prestan desinteresadamente servicios profesionales de acompañamiento, asesoramiento, e incluso de cofinanciación. La responsabilidad última, no obstante, depende siempre y exclusivamente de los tomadores de decisiones locales en materia de movilidad urbana. Ellos son quienes tienen en sus manos la posibilidad de aprovechar esta oportunidad histórica. Para ellos es, por tanto, nuestro mensaje final:

 “Señores decisores, no repitan errores ajenos. Incluyan la logística urbana siempre, en todos y cada uno de sus planes y actuaciones de transformación de la movilidad de sus ciudades. La oportunidad es única y la historia de la movilidad en su ciudad, y sus propios conciudadanos, se lo agradecerán, o no, apenas unos pocos años más al frente”.

Todo lo que tienen que hacer, es escribir ese email.

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