Trinidad, Bolivia. [gap height=»5″][dropcap style=»default, circle, box, book»]L[/dropcap]os Sistema Inteligentes de Transporte (ITS) constituyen un conjunto de herramientas cuyos objetivos son facilitar la gestión de la movilidad y mejorar la seguridad vial. Su historia se remonta a las primeras instalaciones de regulación semafórica, hace ya más de un siglo, pero su evolución más espectacular ha tenido lugar en las dos últimas décadas. [gap height=»5″]La incorporación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (ICT o TIC) ha permitido hacer realidad una serie de aplicaciones que configuran el estado actual de los sistemas ITS y abren la puerta para futuros desarrollos. [gap height=»5″][Tweet «El objetivo de los ITS es facilitar la gestión de la movilidad y mejorar la seguridad vial»]Los sistemas ITS se usan en todos los modos de transporte. En este artículo nos centraremos en el transporte privado urbano, el área de aplicación quizás más compleja. Este artículo lo escribo con Jaime Salom, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, que desde hace 30 años se dedica a esta disciplina trabajando en varios países del mundo.
¿Qué son los ITS?
Es esencia, los ITS consisten en unos equipos de campo encargados de recoger datos y difundir información, una red de comunicaciones bidireccional que liga estos elementos de campo con un punto de control central y un centro de gestión de la movilidad que supervisa todo el sistema y permite la actuación teledirigida sobre el mismo con una visión de conjunto. [pullquote align=»left»]La funcionalidad principal de un ITS urbano es la optimización de la capacidad de la red viaria de una forma lo más segura y cómoda para los usuarios de la misma[/pullquote]La inteligencia del sistema se distribuye, según las distintas arquitecturas disponibles, entre los diferentes elementos aunque el centro de gestión concentra buena parte de ella. [gap height=»5″]La funcionalidad principal de un ITS urbano es la optimización de la capacidad de la red viaria de una forma lo más segura y cómoda para los usuarios de la misma, entendiendo por usuarios tanto conductores como acompañantes, peatones, motociclistas, ciclistas, pasajeros del transporte colectivo, etc.[gap height=»5″]Esta funcionalidad general se organiza en diversas sub-funciones que agregan valor de diferentes formas:
- La toma de datos, cuyo objetivo es conocer la situación en tiempo real de una red de transporte. Para ello se dispone de tecnologías complementarias y alternativas que permiten recoger datos de diferente naturaleza. Los dispositivos de campo pueden medir datos asociados a un punto fijo (velocidad, flujo, tiempo de ocupación) usando espiras inductivas, magnetómetros, vídeo detección-radar o hacer el seguimiento de vehículos individuales (tiempo de viaje) usando identificación de dispositivos móviles, lectura de placas, etc. Las cámaras de televisión (CCTV) permiten ver imágenes en tiempo real de los puntos más críticos de la red, proporcionando una información visual importante para la evaluación de cualquier situación de tráfico y seguridad vial.
- El tratamiento de estos datos para aportar valor y proporcionar información útil para la gestión del tráfico a través de los procesos de depuración, compleción y fusión que permiten alimentar las herramientas de gestión e información del Centro de Control y obtener la información a facilitar a los usuarios y a los gestores de la red. Con ello se facilita una gestión en tiempo real por parte de los operadores del sistema, reaccionado eficazmente frente a cualquier incidencia. Finalmente, los datos pueden ser usados en la planificación de la movilidad tanto para infraestructuras como para servicios.
- La difusión de la información al usuario, para facilitar decisiones de viaje lo más racionales posible, se realiza a través de diversas formas, tanto antes del viaje (a través de información vía internet) como durante el mismo (a través de paneles informativos de mensaje variable o de sistemas embarcados como el RDS, la radio u otros). Además de la información está la adaptación de la regulación semafórica a la demanda y los sistemas de prioridad y gestión transporte colectivo.
Existen, además de las mencionadas, otras formas de ITS urbano para mejorar la seguridad vial y hacer una gestión activa de la demanda cuya aplicación es más selectiva (detección automática de incidentes, control de accesos y/o peajes, fiscalización electrónica, etc.). Dado el carácter introductorio de este artículo, dejamos estos temas para futuras comunicaciones. [Tweet «El límite de su eficacia está en la capacidad de la propia infraestructura. «]Como se ha podido ver los ITS es también una potente herramienta que ayuda a implantar una política de movilidad que priorice unos determinados aspectos (potenciación del transporte colectivo, gestión medio ambiental, sistemas de coche compartido, logística, etc.). [gap height=»5″]La ya larga experiencia en estos sistemas permite asegurar que tienen un ratio coste / eficacia muy favorable, permitiendo apurar al máximo las posibilidades de capacidad de la infraestructura existente. Sin embargo, hay que notar que el límite de su eficacia está en la capacidad de la propia infraestructura, siendo complementarios pero no sustitutivos de ésta. Por otro lado, esta también demostrada la bondad en cuanto a la mejora de la seguridad vial al ordenar mejor la demanda y reducir la tensión del usuario por medio de la información, modificando la percepción subjetiva del mismo respecto al tiempo en el tráfico o transporte colectivo.
Los ITS en los vehículos
Hasta este momento nos hemos centrado en la descripción de los servicios que el ITS posibilita usando una infraestructura pública. Sin embargo existen otros servicios, que también son ITS, asociados al vehículo enfocados hoy, principalmente, a:
- La seguridad como la detección de obstáculos y frenado automático,
- Detección de estados de fatiga del conductor,
- Estacionamiento automático,
- Mantenimiento de las distancias de seguridad con el vehículo precedente,
- Detección de cambio de carril
- y otros todos ellos hoy operativos y que constituyen el precedente de la conducción automática.
Progresivamente se van incorporando a todos los modelos como en su día ocurrió con el Airbag, el ABS o ASR. [gap height=»5″]Vemos que se dan desarrollos paralelos entre los sistemas de titularidad pública (sistemas centrales) y los implantados por el sector privado (sistemas principalmente –pero no exclusivamente- focalizados en el vehículo). Sin embargo no existe una integración óptima entre los sistemas públicos (municipales) y los privados en cuanto a fuentes de información y canales de distribución. Es cierto también que la crisis económica ha afectado al desarrollo e implantación de nuevos sistemas ralentizando el proceso, en especial al sector público.
Tendencias de futuro
Las tendencias para el futuro se centran en la seguridad del vehículo y la automatización de funciones del mismo así como su interacción con otros vehículos (V2V) inicialmente para después poder incorporar sistemas bidireccionales más interactivos con la infraestructura (V2I y I2V). Todo ello dentro del concepto de tráfico cooperativo donde cada vehículo es una unidad de información para los demás aportando datos y recibiendo informaciones de valor para la conducción con grados de automatismo y seguridad cada vez mayores. Evidentemente se requiere una coordinación entre el sector público y privado muy eficaz para consolidar este proceso. Sin embargo ya existen pruebas realizadas por los constructores de automóviles para la conducción automática total. [gap height=»5″]Con el presente artículo hemos querido abrir una línea de reflexión sobre el ITS y, en particular, su aplicación a entornos urbanos. En próximos artículos profundizaremos en los diversos enfoques que permitan un análisis más detallado del ITS urbano. [gap height=»5″]Y ahora invitar a los lectores a participar. Este artículo ha sido elaborado con la colaboración de Jaime Salóm.